HOMENAJE A EDELMIRO STEGER
Nos toca despedir a alguien que dejó una huella imborrable en nuestras vidas. Chester, más que un docente, fue un ser humano excepcional. Su vocación por la enseñanza no sólo se reflejaba en sus clases, sino en cada gesto y en cada sonrisa que ofrecía generosamente.
Fue una persona que enseñaba con el corazón, que no sólo transmitía conocimientos, sino también valores. Quienes tuvimos la fortuna de conocerlo, sabemos que su legado y su forma de ser van mucho más allá de la escuela.
Su partida nos duele, pero también nos invita a agradecer.
Querido Chester: te agradezco por el tiempo compartido, por tu compromiso, por tu pasión, por tu sentido del humor y por tu calidez. ¡Descansá en paz! Siempre vivirás en mis recuerdos y en todo lo que sembraste.
Tu alumna y colega,
Sofía Salgueiro
A nuestro maestro y director…
Los recuerdos que nos llevamos del colegio al que asistimos toda la infancia no solo tienen que ver con los conocimientos y áreas de estudio. No responden únicamente a resultados. Los más importantes son aquellos que construyeron procesos: procesos de aprendizaje. Aprendizajes que brindan herramientas para nuevos desafíos, aprendizajes para desempeñarse como miembros activos de una sociedad, aprendizajes para vincularse con los demás sujetos de manera honesta y sincera. Procesos de aprendizaje que fueron incorporados, vividos y sentidos…
En las memorias de aquellas épocas todos recordamos al docente que nos enseñó las buenas costumbres y hábitos de cortesía, que nos transmitió lo que era la responsabilidad, el cariño, el respeto. Ese docente en el que familias enteras confiaron sus hijos para viajar al exterior y ser las veces de papá cuando extrañábamos, cuando teníamos fiebre o necesitábamos palabras de aliento. Un docente que humanamente fue puro corazón, que brindó su tiempo y su vida a la escuela y a acompañarnos en nuestra formación como personas, además de haber participado en la calidad de nuestros aprendizajes…
Y como si estas palabras escritas no tuvieran ya entidad y significado, desde lo más profundo de nuestros pensamientos quedará registrado que tienen identidad. Y esa identidad esta en nuestro Maestro y Director Edelmiro Steger.
Ferreiro, María Paula.
Habiendo venido de afuera, conocí a “Herr Steger“ a través de los relatos de mis compañeros de curso, que habían sido sus alumnos en la primaria.
Personalmente lo crucé recién en 4to año, cuando coordinó la toma de examen para el famoso „Zertifikat“, mi primer hito en el aprendizaje del idioma alemán.
Unos años más tarde, conocí a Edelmiro -como él me ofreció llamarlo desde el primer momento- trabajando bajo su dirección en el viejo Colegio Alemán, en calle Buenos Aires.
Automáticamente fui depositario de su respeto, su confianza y su estímulo; visto a la distancia, un tesoro de valor inestimable.
Así, entre otras cosas, fui testigo de cómo, con la sola presencia y una admonición apenas perceptible para el oído, pacificaba un aula que sólo un minuto antes había sido un ruidoso parkour de travesuras. Del mismo modo que, en los legendarios viajes de estudio a Verónica, lograba el difícil equilibrio de transformarse en un compinche de los alumnos sin perder autoridad.
La distancia geográfica y el proyecto de vida de cada uno hicieron que en los últimos años nos perdiéramos de vista. La noticia de su fallecimiento me hizo recordar un latiguillo que solía repetir -más sarcástico que atribulado- cuando alguien le preguntaba sobre sus planes o su disponibilidad para el día siguiente: „¿Mañana?¡Mañana no sé si voy a estar vivo!“
Hoy, mientras mucho lo recordamos, tengo la ilusión de que, en algún momento, alguien me comente que en el edificio de la Escuela Goethe Rosario hay un espacio que lleva su nombre. Por lo menos…
Cristián Elena, Darmstadt (Alemania), mayo de 2025


Mi agradecimiento de siempre a Edelmiro Steger por su ayuda y gran compromiso con la educación del idioma y la cultura alemana y también en nombre de mi familia.
Fue un gran apoyo para incorporarme al entorno de la Goethe Schule en los años 90 y personalmente tuve la oportunidad de disfrutarlo como director y profesor en la “Stiftung Deutscher Kultur Rosario – Goethe” ayudándome con la preparación de los diplomas.
Me quedan grandes recuerdos de camaradería y aprendizajes como en nuestro viaje a Alemania en el año 1996, con un acompañamiento excepcional por su parte, visitándonos a cada uno para verificar personalmente que estuviéramos cómodos y disfrutando de la experiencia y aprendizaje.
Cada vez que estoy en el aeropuerto de Ezeiza lo recuerdo totalmente transpirado, casi corriendo, asegurándose de que todos estuviéramos preparados con los pasaportes en la mano y con nuestros equipajes listos llegando a necesitar un buen refresco para poder emprender luego el largo viaje en avión.
Su dedicación, compromiso y formación son un modelo que siempre tengo presente y que le agradezco.
Mi nombre es Valentina Cominelli, soy promoción 2015 del colegio. Tuve la suerte de que Edelmiro fuera mi profesor de alemán durante varios años, y también de que nos acompañara en nuestro viaje de egresados, junto con Dani.
Tengo excelentes recuerdos de él y de sus clases. No podríamos haber tenido mejor compañía para ese viaje, fue un gran guía turístico, daba gusto escucharlo. Lo conocimos en otra faceta, más cercana, más cálida. Fue muy amoroso con todos.
Hoy me quedo con esa imagen suya: generoso, apasionado por enseñar y siempre con una sonrisa
Lo voy a recordar siempre con mucho cariño. Tengo una foto de recuerdo